Todos recordamos casos flagrantes de censura en películas durante la era del franquismo, como el doblaje de Mogambo. Para evitar poner de manifiesto el adulterio en la trama, los censores decidieron alterar el doblaje en la versión española. Grace Kelly ya no era infiel a su marido con Clark Gable, porque, por obra y milagro del doblaje, su marido pasó a ser su hermano para los espectadores españoles. Un plan sin fisuras. Pero no tuvieron en cuenta que las escenas amorosas entre ambos ahora implicaban un incesto. Claro ejemplo de eso que llaman “salir del fuego para caer en las brasas”.
La censura no se limitó al cine. También los libros fueron víctimas de esa práctica. Hace poco he descubierto que una de mis novelas favoritas, La semilla del diablo, tiene parte del texto original mutilado en su traducción al español. Y esa mutilación ha sobrevivido hasta la actualidad.
En la página oficial del autor, Ira Levin, puede encontrarse un documento en inglés que detalla los pasajes eliminados en la versión española. Son dos, en el primero se critica la pompa y fastuosidad de la religión, representada por el Papa; en el segundo, se ensalza y alaba la figura de Satán como sucesor de Dios.
Por curiosidad, he comprobado mi copia de La semilla del diablo, comprada a finales de los 80. Tal y como temía, adolece de los párrafos mencionados. Lo mismo sucede con cualquier edición disponible en una librería o biblioteca. La impresión más reciente que he conseguido encontrar pertenece a 2017 y los párrafos no han sido restaurados. Esto ocurre, como bien explica José A. Cano en su artículo sobre el tema, porque la traducción o edición que se utiliza como referencia es la franquista. Así que, tal y como se sugiere en la página oficial de Ira Levin, quizá sería el momento de que alguna editorial decidiera tomar el testigo e incluir estas escenas para que los lectores en castellano podamos por fin disfrutar de la obra íntegra y fiel a la original. Ya va siendo hora, ¿no?
En la página oficial de Levin es posible acceder a los textos censurados en inglés. Aunque se recomienda usar herramientas como Google Translate, yo misma he realizado una traducción y, aunque no soy profesional, creo que transmite el sentido original de los pasajes eliminados.
¿Ya habéis comprobado si vuestra copia de La semilla del diablo está censurada?
♦ Fuentes:
IraLevin.org: Un «Bebé» Ilegítimo
Cuando la censura española metió la pata con la película ‘Mogambo’ (20minutos.es)
Libros y películas que siguen censurados (y no lo sabíamos)
EDICION DE LOS 80
EDICION DEL 2017
Podéis acceder a esta edición online gratuitamente a través de la Biblio Digital de la Xarxa de Biblioteques Públiques de Catalunya. Comprobad las opciones en vuestra comunidad.
TRADUCCIÓN COMPLETA DEL TEXTO OMITIDO
¡¡¡OJO, SPOILERS!!!
PRIMER PASAJE
—Y que lo diga —dijo Guy.
—El vestuario, los rituales —dijo Castevet—; todas las religiones, no solo el Catolicismo. Representaciones para los ignorantes.
La Sra. Castevet dijo:
—Creo que estamos ofendiendo a Rosemary.
—No, no, en absoluto —dijo Rosemary.
—No es religiosa, querida, ¿verdad? —preguntó el Sr. Castevet.
—Me criaron para serlo —dijo Rosemary—, pero ahora soy agnóstica. No me he ofendido. De verdad que no.
—¿Y usted, Guy? —preguntó el Sr. Castevet—. ¿También es agnóstico?
—Supongo que sí —dijo Guy—. No veo cómo alguien puede ser otra cosa. Quiero decir, no hay prueba absoluta de una cosa u otra, ¿no?
—No, no la hay —dijo Castevet.
La señora Castevet, estudiando a Rosemary, dijo:
—Parecía incómoda antes, cuando estábamos riéndonos de la pequeña broma de Guy sobre el Papa.
—Bueno, él es el Papa —dijo Rosemary—. Supongo que he sido condicionada para tenerle respeto. Y todavía lo hago, incluso si ya no creo que sea santo.
—Si no cree que sea santo —dijo el Sr. Castevet— no debería tenerle respeto en absoluto, porque anda engañando a la gente y haciéndose pasar por santo.
—Buen punto —dijo Guy.
—Cuando pienso en lo que gastan en túnicas y joyas —dijo la señora Castevet.
SEGUNDO PASAJE
(las partes en gris sí han sido conservadas en la traducción del original).
—Satanás es Su Padre, no Guy —dijo Roman—. ¡Satanás es Su Padre, subió del Infierno y engendró un Hijo de una mujer mortal! Para vengar las iniquidades cometidas por los adoradores de Dios sobre Sus Seguidores que jamás dudaron de él.
—Salve Satan —dijo el Sr. Wees.
—Satanás es Su Padre y Su nombre es Adrian! —Román gritó, su voz cada vez más alta y más orgullosa, su porte más fuerte y contundente—. ¡Él derrocará a los poderosos y asolará sus templos! ¡Él redimirá a los despreciados y clamará venganza en nombre de los quemados y los torturados!
—Salve Adrian —dijeron—. Salve Adrian. Salve Adrian. Y Salve Satanás. Salve Satán. Salve Adrian. Salve Satán.
Ella sacudió la cabeza.
—No —dijo.
Minnie dijo:
—Él la eligió de entre todo el mundo, Rosemary. Entre todas las mujeres del mundo entero, Él la eligió a usted. Los trajo al apartamento, Él hizo que esa tonta cómo se llame, Terry, la asustó hasta que hizo el tonto, así que tuvimos que cambiar nuestros planes, Él organizó todo lo que había que organizar, porque quiso que usted fuera la madre de Su único Hijo viviente.
—Su poder es inconmensurable —dijo Roman.
—Salve Satanás —dijo Helen Wees.
—Su poder perdurará más allá de lo eterno.
—Hair Satan —dijo el japonés.
Laura-Louise se descubrió la boca. Guy vigiló la mano de Rosemary.
—No —dijo ella—, no —el cuchillo colgaba a su costado—. No. No puede ser. No.
—Mire Sus manos —le dijo Minnie. —Y Sus pies.
—Y Su rabo —añadió Laura-Louise.
—Y a los brotes de Sus cuernos —agregó Minnie.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó Rosemary.
—Dios está muerto —dijo Roman.
Se volvió hacia la cuna, dejó caer el cuchillo, y dio la espalda al aquelarre que la observaba.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó tapándose la cara—. ¡Oh, Dios mío! —y alzó sus puños y gritó al techo—: ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios!
—¡Dios está MUERTO! —Román tronó—. ¡Dios ha muerto y Satanás vive! El primer año de nuestro Señor! ¡Es el año Uno, Dios se acabó!¡Es el año Uno, el comienzo de Adrian!
—¡Salve Satán! —gritaron—. ¡Salve Adrián! ¡Salve Adrián! ¡Salve Satán!
Ella retrocedió.
—No, no.
Retrocedió más y más hasta que se halló entre dos mesitas de bridge. Una silla estaba detrás de ella; se sentó y los miró fijamente
—No.
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Matar estaba mal en cualquier caso.
Bebió más té.
Empezó a lloriquear porque Laura-Louise […]
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Todos los demás dijeron: «Salve Adrian» y «Salve Rosemary, madre de Adrian» y «Salve Satanás».
Rosemary le hizo cosquillas en la barriga al bebé. […]