Este mes de julio me he inscrito en el curso Lector Editorial impartido por Alberto Acerete en Cursiva.
Nuestra primera tarea ha sido elaborar una reseña y una crítica sobre una de nuestras novelas favoritas. En mi caso, no he dudado en elegir “La maldición de Hill House”, de Shirley Jackson, una obra que siempre me ha fascinado.
¿Conoces la diferencia entre “reseña” y “crítica”?
La reseña es un texto conciso y descriptivo que presenta las características principales de una obra, generalmente con un enfoque comercial. Incluye el título, una introducción general del autor, un resumen de la trama y una evaluación superficial de los aspectos técnicos y narrativos. A través de la opinión personal del reseñista, se sugiere si se recomienda o no la lectura de la obra.
La crítica literaria es un análisis que examina en profundidad aspectos técnicos y estructurales. Más extensa que una reseña, permite desarrollar ideas complejas y ofrecer juicios argumentados. Carece de carácter comercial y sigue criterios literarios objetivos, pudiendo incluir una evaluación justificada de la obra, su impacto y su relevancia dentro del contexto literario.
♥ Me gustaría compartir con vosotros el resultado de este ejercicio. ¡Ha sido todo un reto!
Reseña
«La maldición de Hill House» de Shirley Jackson, publicada en 1959, es una novela clásica de terror psicológico. Considerada una obra maestra del género, destaca por su habilidad para explorar el miedo psicológico entrelazado con lo sobrenatural.
El Dr. John Montague, un académico especializado en fenómenos paranormales, organiza una investigación en Hill House, una mansión gótica y desolada que se supone maldita, con la esperanza de obtener pruebas de actividad sobrenatural. Recluta a tres personas para participar en este experimento: Eleanor Vance, una joven que vive una vida anodina y gris; Theodora, que pasará de ser su confidente en la casa a su enemiga; y Luke, el heredero de Hill House.
La tensión se construye de forma gradual. Al principio, nos parece participar de una reunión divertida entre amigos, pero, poco a poco, Hill House revelará su verdadera naturaleza y demostrará a sus habitantes quién tiene el control. A medida que los cuatro personajes conviven en la casa, se enfrentan a experiencias que desafían su percepción de la realidad. O de lo que ellos creen real. Y experimentamos la claustrofobia y el miedo que la casa provoca a través de ellos.
Llevada al cine en dos ocasiones y adaptada recientemente en formato serie por Netflix, «La maldición de Hill House» es una de las novelas más influyentes de Shirley Jackson y un clásico del género de terror.
Si te fascina ese tipo de miedo que juega con tu mente, te recomiendo que aceptes el reto y te alojes en Hill House. Es una lectura indispensable para los aficionados al género y una experiencia literaria icónica para disfrutar de Shirley Jackson, una de sus maestras.
Crítica
«El viaje termina cuando los amantes se encuentran». Esta sentencia que Shirley Jackson toma prestada de Shakespeare, y que sirve como hilo conductor de la novela, nos invita a preguntarnos si Eleanor Vance, la protagonista de “La maldición de Hill House”, ha encontrado en la mansión a su anhelado amante.
Shirley Jackson, una de las autoras más destacadas de la literatura de terror del siglo XX, nos ofrece una obra que combina elementos de terror con una profunda exploración psicológica de sus personajes y sus relaciones interpersonales. Publicada en 1959, «La maldición de Hill House» es considerada una de las mejores historias de casas embrujadas jamás escrita.
El Dr. John Montague, un académico especializado en fenómenos paranormales, organiza una investigación en Hill House, una mansión gótica y desolada con fama de estar maldita. Para ello, invita a tres compañeros de aventura: Eleanor Vance, una mujer apocada y emocionalmente frágil; Theodora, una artista bohemia y descarada; y Luke Sanderson, el futuro heredero de la mansión. A medida que los días pasan, la casa revela su naturaleza siniestra, afectando especialmente a Eleanor, quien desarrolla una inquietante conexión con Hill House.
Shirley Jackson emplea una narrativa en tercera persona que se adentra en la mente de Eleanor Vance, permitiendo al lector ser testigo de su progresiva desintegración mental y emocional. Este enfoque crea una atmósfera de paranoia que es crucial para el impacto psicológico de la novela y juega con la ambigüedad de si los eventos sobrenaturales son reales o fruto de la mente perturbada de Eleanor.
¿Sería obvio destacar que la casa se convierte en un personaje más de la novela? Sí, lo sería, pero también imprescindible y necesario. La descripción de Hill House como una entidad viva y maligna es uno de los aspectos más icónicos de la novela, consiguiendo crear un efecto opresivo no solo sobre los que habitan en ella, sino también sobre el lector.
La estructura de la novela está diseñada para incrementar la tensión de manera gradual. Al principio, la camaradería y un ambiente casi festivo entre los habitantes del caserón nos llevan a cuestionarnos si realmente hay algo que temer. Sin embargo, a medida que avanzamos en la lectura, la autora introduce sutilmente los elementos sobrenaturales. Cuando finalmente suceden, el impacto es mayor y aún más sobrecogedor.
Jackson aborda temas como la búsqueda de la propia identidad y la necesidad de pertenencia, mostrando a una Eleanor deseosa de aceptación y aprobación, pero vulnerable a la influencia malévola de Hill House, que le susurra al oído que nunca conseguirá su deseo.
Esta es la novela ideal para cualquier lector que desee disfrutar de una experiencia de terror más psicológica que sangrienta. «La maldición de Hill House» es un ejemplo perfecto de cómo generar temor y crear una atmósfera opresiva sin recurrir a la violencia explícita, demostrando que el verdadero horror reside en la mente humana y en los demonios internos a los que nos enfrentamos cada día. Pero, como Eleanor nos dice al principio de su viaje, no hay que rendirse fácilmente, ni siquiera ante una casa maligna: «Insiste en tu taza de estrellas».
⇒ ¿Crimen y música? Buena combinación:
Pingback: Hay una "catalanada" en mi sopa - Aprende a matar